Hoy fui a un sauna de esos, que se dice. No había pasado por ahí desde abril, cuando las cosas se enfriaron con el último chico con el que me veía (parece que de salir no soy mucho...). Por lo general me gusta el ambiente: exhibicionismo, sexualidad, códigos silenciosos y claro, harto calato. Muchas veces son hombres que tienen problemas encontrando a alguien con quien transar, algunos que asisten para saciar ansias lejos de cualquier círculo que frecuenten y otros que simplemente les gusta la cochinada. Yo tengo algo de los tres.
La primera vez que fui, a penas conseguí, tembleque y sudado, entregarle el dinero al de la recepción, sorprendido y acelerado mientras me explicaba cómo funcionaba todo. Ahora ya en mi 6ta vez, yendo por mi tercer año, ingresé como Pedro por su casa.
En el cambiador se siente la tensión, las miradas furtivas, los penes descubiertos. Camino por los diferentes ambientes, recostándome en las salas de vapor o sauna seco, abriendo mi toalla--lo único que nos cubre, como alguna especie de uniforme--casi desnudando los muslos completamente, ocultando sólo mi miembro, el cual tiende a erectarse con la sola presencia de más de 3 hombres. Exhibicionista pues, lo asumo.
Entre paseo y paseo--el día estaba lento--encontré un candidato. Entré en una cabina donde yacía plácidamente un osenzo de labios carnosos. No hubo conversación, de frente al grano (para mayores detalles, contactarme directamente). Hubo un poco de todo, aunque digamos que él tenía tendencias más serviciales.
Mucha gente asume que ir a un sauna significa simplemente llenar hoyos, soltar chicle. Y aunque ése es el objetivo final, en mi experiencia, también es un espacio en el que se puede crear una fugaz comunidad de a dos (a veces de más). Pero las dos partes tienen que poner de su parte, como en cualquier relación.
Para que el sexo sea realmente saciante, creo yo, no puede ser sólo mete y saca, o masturbación con orificios ajenos; tiene que haber comunicación. Al entrelazarse los cuerpos ya se crea un espacio de intimidad, donde se comparte uno de las experiencias corporales más intensas que existe, como dejar que se derrita en la boca un mordizco de alguna jugosa fruta. Sólo que una fruta no comparte el momento contigo. Pero en el sexo, aún anónimo y de una noche sólo, se puede dar tanto placer como se experimenta.
Cachar en un sauna no tiene por qué ser puramente egoísta. No tiene que ser utilitario, ni automático. Puede ser cálido, puede tener abrazos, risas, como si por unos instantes tú y él se conociesen desde hace mucho. Como homosexuales tenemos sobre todo (a veces únicamente) el sexo en común. Y de lo común se forma la comunidad.
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Las duchas nunca tienen agua caliente, así que como mejor puedo me lavo el sudor y demás. Llego a casa y me doy una ducha de adeveras, relajando aún más los músculos ya sueltos luego del calor del sauna y el sexo. Salgo a entrenar, cambiando caricias y chupadas por bloqueos y rodillazos.
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The Naiver EP dijo...
ResponderEliminar(...) Yo no busco novio jaja, pero si fuera a encontrarlo en mis andanzas, sería lo máximo.
Mauricio dijo...
Yo si busco novio, pero si en mi búsqueda hicera lo de tus andadas, sería lo máximo :P!
Interesante tu blog. Aunque la verdad, ya pasé por tu etapa... jejejeje... ya me revolqué bien revolcado. ahora estoy muy bien relaciones largas y serias...
ResponderEliminarPero sí recuerdo muy bien esa etapa hedonista...jejeje aunque la verdad, no la extraño.
Un abrazote y te seguiré.
Nano
"como dejar que se derrita en la boca un mordizco de alguna jugosa fruta." Ya me dio hambre!
ResponderEliminarCuanta honestidad en lo que escribes. Me pregunto si el resto de gente en el sauna racionalizo' tanto sus experiencias como tu'. jaja. a cachar se ha dicho. jajaja. un abrazote. ERre!
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