miércoles, 9 de junio de 2010

FUCKBACK II o Invasión Yankee

Un tiempo después de la orgía trunca, conocí a un gringo. Uno de esos encuentros del Vale Todo, en altas horas de la mañana, cuando las cartas están echadas. Aclaro que no soy de salir a lugares de ambiente. Lo hago muy poco y casi nunca al Vale Todo (demasiado cargado), pero había pasado más de un año desde que pasaba por ahí y pensé, "¿por qué no?".


Óptima decisión.

Nos llevamos bien desde manyarnos. Era arquitecto, de cuerpo grueso. No noté que era gordito, osezno que le dicen, hasta que nos desnudamos--él sabía qué ropa ponerse para verse más esbelto; tenía un look relajado de polo con cuello y pantalón cargo. Tenía el pelo y la barba pelirrojos y la piel como la leche, pecas esparcidas sobre sus anchas espaldas.


Regresamos a mi departamento conversando de cualquier cosa. I throw English like pop corn así que no hubo problema. Nos besamos en la sala, suave, lento, con pasadas de lengua y entrecerradas de labios, como saborear una pera de agua; como me gusta. Los gringos en general siguen un ritmo en el sexo, metódico y seguro, firme en su convicción. Los nacionales son muchas veces como el equipo de fútbol, harta garra cuando hay suerte, pero es siempre un caos de movimientos poco articulados.

Cuando hacen gol merecen ser ovacionados, pero muchas veces se aceptá el ímpetu en lugar de la técnica. Y hacía tiempo que no comía importado.


Repentinamente todo subió de tono, escalando hasta llegar a la asfixia erótica y nalgadas que dejaban la piel encendida. Inspirado tomé una correa sin hebilla (se había roto hacía unas semanas) y se armó la fiesta. Nunca he experimentado tanto kink con un extraño, pero el gringo generaba confianza, era guapo y quería complacerme. Se metió de lleno. Me gustaba cómo sudaba de la calentura. Entre los sonidos de los golpes y las guarradas que me decía en inglés yo estaba dispuesto a todo.


Debo admitir algo de lo que no me siento orgulloso. Cachamos sin condón. Sé que fue muy irresponsable, sé que fue una pésima idea, pero aunque uso protección el 90-95% de las veces, siempre están esas situaciones de calor extremo que conforman el 5-10% restante. No hubo depósito, aunque ambos reventamos "como machina de feria".

Él terminó primero y le limpié la verga con la boca; mientras lo hacía me vine en segundos. Fue rico entregarme tanto al momento, sentirme tan sucio, tan desinhibido. Asumo el riesgo--me haré un chequeo en unas semanas.


Fui al baño a botar el semen y lavarme la boca y lo encontré en proceso de vestirse. Nos besamos un rato más y me dio su e-mail para que cuando viaje a Nueva York lo buscara. No tengo un viaje planeado, pero sí tengo buenos amigos por ahí. Y ahora un cache salvaje.