Por fin de año las cosas en el trabajo se desbordaron y no me permitieron hacer nada. Además salieron proyectos de consultorías, con las cuales no terminé hasta el lunes.
Traté de seguir con Suavecito. Esa noche que quedamos, tiramos y comimos calatos en su cama. Yo aún no estaba convencido de la situación. En medio de todo el chongo con mi trabajo no pude ir a verlo y nos cruzábamos al conversar en msn--él dejaba su msn abierto y se iba, o lo hacía yo; no coincidíamos. Ya tiene a otro, quien me dice lo toma más en serio.
Seguí con mis escapadas. Pero me salió totalmente al revés.
Comenzó como un tire cualquiera. De la misma manera que Suavecito. El plan inicial, que urdimos online, era buscar a un tercero o ir a un sauna, pero al conocerlo supe que tenía que llevarlo a mi depa. Era puertoriqueño, pero nada reggeatonero (aunque no me opondría. ¿Han visto a René de Calle 13 o a Pitbull?), alto, blancón.
Hablaba lento y me miraba a los ojos. Besaba de manera que cóncavo y convexo encajaban perfecto. Le gustaba mi barba. Le gustaba hablar cochinadas mientras me la chupaba. La suya era algo larga y gruesa, pero no descomunal, lo cual habría prevenido que las cosas que llegaran a mayores--y a mayores llegaron.
Nos quedamos toda la tarde de un sábado en mi cama. Y toda la tarde y noche del domingo. Y toda la noche del lunes. El martes no fui a trabajar alegando enfermedad. No nos separamos hasta que fue a tomar su avión como a la 1pm.
Quedé medio atontado. Me ensimismaba cuando con mis amigos. Me entraba ansiedad. Recién pensé en pajearme 5 días después de su partida. Es que, como él me escribió en un email hace unos días, hablamos el mismo idioma. En capacidades lógico-discursivas, en la música que nos gusta, las cosas que nos hacen reír, cómo nos gusta experimentar con el sexo. Tenemos teorías similares sobre el origen histórico del clasismo post-colonial sudamericano y le gusta Virginia Woolf.
Hace casi cuatro años que no había sentido algo...bueno, algo. Ahora, por lo inevitable de la geografía, lo pierdo. Lo peor es que insistimos en escribirnos, aunque ambos tenemos claro que hablar de una relación es absurdo. Además, por más fulminante el enamoramiento, sólo nos conocimos tres o cuatro días. Pero fulminado estoy.
Hemos quedado en que lo voy a visitar en febrero.
Lo bueno es que al puertorro le gustan las historias calentonas, así que mi encargo es vivir algunas más para susurrárselas al oído mientras me besa el cuello y me baja el calzoncillo, yo sentado de piernas abiertas sobre su regazo. Tendré encima el cítrico de su colonia mientras le acaricio la espalda y los muslos, y yo no usaré desodorante, como me lo pidió.
Pero todo es tan eventual y, finalmente, inviable...
¿Pueden decirme cómo carajo hace uno para quitarse esta remaldita sensación de encima?
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Una historia interesante y de rápida lectura lo cual se agradese, gracias por visitar mi blog, algo q no entiendo es si tienes un enamorado y kedaron en buscar tener aventuras y encontraste al puertorikeño del cual t templaste?
ResponderEliminarpuertorriqueño? de dónde los sacas?? -es una pregunta retorica xsiaca.
ResponderEliminaralgu´n día tenia q pasart: salir "prendado". ya vez...
aunq si lo meditas y tu viaje a puerto rico te sale bien y si el no ha conseguido a otro "titular", puedes hacer el intento.
Tan solo digo.
Hey, visitado tu blog después de que /hubiste pasado/ pasaste por el mío hace unos meses. Cerré mi blog por hacer drama, lo reabrí después de haber dejado los kleenex.
ResponderEliminarLa historia está chévere, pero no sabemos si es totalmente cierta. La narrativa es distinta de la "realidad".
Saludos
"yo sentado de piernas abiertas sobre su regazo. Tendré encima el cítrico de su colonia mientras le acaricio la espalda y los muslos, y yo no usaré desodorante, como me lo pidió."
ResponderEliminarI like it!!!! trankilo pes ahora la novela sigue en Puerto rico!!! jaaaaaaaa
@ todos, sí pues, veremos en tres semanas en qué queda...
ResponderEliminarLes prometo que esto lo escribo conforme me ocurre, no me invento la acción. Decidí escribir este blog para contar cosas que no cuento prácticamente a nadie, para explayarme tan extensamente como no me explayo con nadie sobre estos temas.
Y sobre lo de las nacionalidades...sólo vayan por Miraflores, harto extranjero.